Mereces sentirte plena y empoderada.
Mereces sentirte bien.
Todas somos distintas y nuestras vidas, también lo son. Pero como mujeres, compartimos ciertos dolores y vivencias.
Nos cuesta decir que no. Nos sale regular eso de poner nuestras necesidades por delante de las de los demás.
Estamos cansadas por intentar llegar a todo y asumir la mayor parte de la carga mental y de cuidados. Y a veces asoma la culpa por no ser tan buenas como se espera de nosotras.
Merecemos ponernos en el centro. Merecemos priorizarnos.
Amar también nos duele distinto. Tenemos miedo a estar solas, tememos ser abandonadas. Y por esto, muchas veces nos quedamos en relaciones que nos hacen sentir pequeñas, donde no disfrutamos desde el deseo, donde callamos por no molestar, donde nos damos y nos damos al otro, por que es lo que nos han enseñado. Que para sentirnos completas necesitamos a nuestra media naranja y que una buena mujer gusta, agrada y cuida, por encima de sí misma.
Merecemos amar sin perder nuestra voz. Merecemos amarnos a nosotras mismas lo primero.
El tema de la crianza también es distinto para nosotras. Cumples años y te preguntan cada cierto tiempo: ¿Quieres ser madre? Y a lo mejor no queremos, o no lo sabemos, o no podemos.
Y el embarazo y sus miedos.
Y la vivencia del parto.
Y el transitar el posparto.
Esto, es nuestro.
Merecemos disfrutar de ser madres. Merecemos disfrutar de no serlo.
Hemos hablado con nuestras amigas y sabemos que a todas nos atraviesan violencias machistas. De un modo u otro, a todas nos ha dañado el ser mujeres.
Hemos sido acosadas por la calle, nuestros compañeros de trabajo nos piden el café. Nos insisten y vuelven a insistir, cuando decimos que no (ya sea nuestra pareja o alguien en un bar). Nos han tocado sin nuestro consentimiento o sin nuestro deseo. Nos han dañado la autoestima en distintas relaciones sentimentales. Y podría seguir durante párrafos, pero todas sabemos, que si estamos en la calle, de noche, solas y escuchamos pasos detrás de nosotras y al girarnos, es una mujer quien camina ahí detrás, respiramos soltando la tensión del miedo.
Merecemos vivir sin miedo. Merecemos que esta forma de no ser bien tratadas se queden atrás, que estén escritas en el pasado y no el presente de nuestra historia.
Es el momento de ponerte en el centro.
Es tiempo de cambiar.
Estos son los dolores de muchas mujeres y estos han sido también los míos.
Yo también me he olvidado de mí misma por ser para los demás.
Yo también he sufrido junto alguien por miedo a no tener quien me abrace, por no entender que querer no es suficiente para que una relación funcione.
Yo también he estado perdida, desconectada, para intentar no sentir que lo de alrededor me dañaba.
Y también he dudado mucho sobre si ella llegaría. Y después, también he sufrido, en vez de disfrutar, de acompañar a mi hija.
Por que lo he vivido, te entiendo.
Pero sobre todo, porque es mi trabajo diario.
Porque es sobre lo que me he formado ampliamente.
Y es el área en el que he acompañado a muchas mujeres a salir de laberintos emocionales, a encontrarse, a dejar de sentir ansiedad, a reconciliarse con la tristeza y transmutarla. A sanar heridas y volver a sentir la fuerza que tienen. A honrar su propia historia.
Por que este lugar, el de nuestras sesiones, ha sido un refugio para tantas, hasta que se han sentido la fuerza de volar solas, llevando con ellas lo aprendido tras escucharse a ellas mismas y hacer caso a la sabiduría que a todas las mujeres nos acompaña.
Si esto te resuena, también puedo acompañarte en tu camino hacia el bienestar emocional.
Me llamo Nieves García, soy psicóloga feminista, por que entiendo que el marco en el que nos movemos impacta en nuestra salud mental. Y la presión de los roles y vivencias que acompañan al patriarcado, nos afecta, tanto a mujeres como a hombres.
También te cuento que mi enfoque es humanista, ya que pienso que cada persona es única, que esto es maravilloso, y que todos tenemos la capacidad de tomar las decisiones que nos hagan sanar y crecer. Por eso, mi papel es el de ofrecer mi acompañamiento, sabiendo que dentro de nosotras está lo que necesitamos (que para cada cual es algo distinto) y ayudo a encontrarlo y hacerlo funcionar.
La terapia que desarrollo es integradora, es decir, que tomo partes de distintas técnicas y teorías de diferentes corrientes psicológicas para poder ser flexible y adaptarme mejor a las necesidades de cada una de las personas que confían en mí.
¿Lista para iniciar este viaje juntas?
Malestares de género
Empoderamiento femenino
Síndrome de la impostora
Ansiedad causada por roles de género
Depresión de género
Autocuidados
Aprender a decir que no
Autoestima dañada por cánones de belleza
Afirmación LGTBIQ+
Nuevas masculinidades
Relaciones sanas
Relaciones feminista
Crisis de pareja
Sexualidad sana
Miedo a la soledad
Dependencia emocional
Falta de deseo sexual
Anorgasmia
Maternidad feminista
Crianza feminista
Infertilidad
¿Quiero ser madre?
Carga mental femenina
Depresión posparto
Parto traumático
Miedos en el embarazo
Violencias machistas
Violencia psicológica
Violencia sexual
Trauma de abuso sexual vivido en la infancia
Algunas cosas que podemos transitar juntas
(Entre otras)
¿Cómo funciona la psicología
online?
Para empezar, vamos a quitarnos una duda.
¿Es igual de eficaz la terapia online que la presencial? Los estudios afirman que esto es cierto. Que la eficacia de los tratamientos no varía.
Y ya sea por comodidad, ahorro de tiempo, privacidad o evitar desplazamientos; estás pensando en sanar desde tu casa, acompañada de una psicóloga.
La mecánica de las citas online no varían mucho de las tradicionales. Pides una cita, y el día y la hora que se te haya agendado nos conoceremos, sólo que en vez de en mi centro, será a través de una videollamada.
Y una vez comience la sesión, juntas trabajaremos por que te encuentres mejor.
¿Tienes alguna duda?
Puedes escribirme.